jueves, 13 de marzo de 2014

Siendo jovenes.

Hey, mi compromiso con este blog esta rozando los mínimos justos para que no tenga un interés más que para su autor y, a la vez, cumplir el pequeño propósito de ir comentando cosas que voy disfrutando. Principalmente, tebeos. Soy así. Las series y demás parafernalia que me trago no van teniendo lugar en este rincón de internet. Llamadme vago.



Con el pretexto de que Young Avengers acababa, he decidido leermela de nuevo hasta alcanzar los numeros que no había leido y, por tanto, leermela de un tirón. La primera palabra que me viene a la mente y, sobre la cual bromean en el propio tebeo, es METÁFORA. De hecho, una de las cosas que definen esta serie es el prefijo META-. Dejadme que comience por el principio.

Young Avengers es, como su propio nombre indica, un grupo de heroes adolescentes inspirados o relacionados con el más famoso grupo de superheroes del planeta (gracias, cine), los Vengadores. Años antes de que la industria hollywoodiense decidiera encumbrarlos a tan destacada posición, uno de los guionistas de Sexo en Nueva York decidió que era buena idea que dicho grupo contará con una contrapartida juvenil en una serie bastante maja que convirtió al grupo, sobre todo debido a la irregularidad de sus apariciones, en un producto de culto. El siguiente paso en la historia editorial de la banda era una aventura narrada por dos de los autores más en sintonía con el espiritu adolescente del mainstream de estos momentos, los autores de esa gran serie amante de la música pop (Phonogram), Kieron Gillen y Jamie McKelvie. Los avispados editores no lo tenían muy dificil elegirlo como equipo perfecto tras la mencionada serie independiente y su trabajo sobre la nueva generación de heroes mutantes, Generation Hope, donde, sobre todo Gillen, demostró acordarse muy bien de sus tiempos adolescentes y extrapolarlos a los tiempos que corren.

Seguramente, querido lector, que tu avanzada edad te hace temblar antes los nuevos cachorros dominados por las hormonas que pueblan las calles de tu ciudad y, cuando ves programas como Hombres, Mujeres y viceversa solo te queda echarte las manos a la cabeza y temer por tu propio futuro pensando que los campos de espinillas estan formados en su totalidad por esos mastuerzos que tanto te recuerdan a ciertos prototipos que ves en tus crepusculares paseos. Vale, los autores de estos tebeos te recordarán que te estas volviendo también viejo de espíritu.

En esta serie, el guionista Kieron Gillen pretende (y en mi opinión, consigue) recordarnos a los que la dejamos atrás y epatar a los que la estan viviendo lo que significa la juventud, con sus cosas buenas  y malas. En servicio de una historia interesante, da mayor hincapie a las malas y nos sirve, como deciamos en el primer renglón, una auténtica metafora de esos tiempos convulsos que es la adolescencia, partiendo desde el mismisimo argumento que sirve de excusa para la acción superheroica. Wiccan es un joven enamorado y con el fin de servirle de ayuda a su novio (Hulkling), le trae de otra dimensión una copia de su fallecida madre, sin darse cuenta que es un terrible monstruo (que responde al nombre de Madre) capaz de manipular las mentes de los adultos para ponerlos en contra de la joven pareja. Por culpa de los poderes de la terrible villana, el joven grupo, que se va uniendo a lo largo del primer arco argumental, se tienen que enfrentar a sosias de sus padres y esto solo en la primera historia. Arrancando desde este punto, Gillen nos hace un repaso de todos tipo de sentimientos comunes a la epoca del Clearasil, donde el autodesprecio, el dramón, el entusiasmo sin medida, el no valorar tu juventud, experimentar a varios niveles, la violencia y los complejos hasta el punto de fantasear con el suicidio o negarse a reconocer como es uno acosan a unos y otros de los integrantes de esta banda de superteenagers.

Si, si se te ha ocurrido en algun momento leyendo esto, también es una historia sobre llegar a la edad adulta y madurar. De hecho, algunos lo hacen de manera bastante fantástica mientras que otros lo demuestran de maneras mas sutiles. Una historia universal sobre la juventud que, al ser extrapolada a estos tiempos no podía acabar mejor que con un selfie, de esos de ahora, en una escena llena de melancolía.


No me olvido de la otra parte contratante que es el dibujante. El estilo de McKelvie me encanta. Me parece lo mas cercano a una canción pop en el mundo historietil. Tiene una apariencia muy limpia pero contiene grandes sentimientos. No sé muy bien como explicarlo.

Ahora bien, volviendo al primer parrafo dedicado al tebeo, decía que el prefijo meta sobrevuela la serie continuamente y así es en mi parecer. Desde juegos metatextuales como el paralelismo con el titulo madre donde Loki provocó la unión de los heroes en el primigenio primer numero de los años 60 que aqui se refleja siendo el nuevo Loki el artifice de la nueva reunión de esta encarnación, hasta jugar con el recurso básico de la viñeta para mostrar la dimensión de la villana Madre o los saltos entre dimensiones. Pero quizás el más sentido es la definición del mismo Loki, no como un ser vivo sino como una historia, debido a sus origenes mitólogicos sin la oportunidad para cambiar o decidir sus acciones por si mismo porque, como ficción, su comportamiento se debe a la idea de él en el imaginario del autor que le escribe.

Lo dejo aquí porque las lecturas de estas nuevas aventuras del grupo teenager por excelencia del Marvel actual darían para un post mas gargantuesco si cabe del que me esta saliendo. Si te gusta el genero de superheroes pero la mediocridad rampante actual te ha obligado a alejarte de él y eres amante de la cultura popular, puede que esta lectura te reconcilie con el genero y avivé aún mas tu amor por los tebeos.

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