domingo, 19 de junio de 2016

The Man in The Ceiling (El hombre del techo)



Desde que leí Kill my mother de Jules Feiffer estoy sufriendo una especie de Feiffermania, me quedé tan impactado por la frescura y maestría mostrada en este tebeo, realizado por el autor a los 85 años, que no pude por menos que hincarle el diente a otras cosas suyas.  En casa tengo varias obras suyas sin leer todavía debido a que Munro también tuvo un gran efecto en mí pero, el mal del consumista, me dio por indagar que más tenía este autor que estuvieran disponibles cuando me encontré con este The Man in the ceiling, una novela juvenil sobre un niño  cuya pasión es dibujar historietas y claro, por 5 euros que costaba (también está disponible en español pero la edición era más cara), no pude por menos que comprarla.  Afortunadamente para mí,  me la he leído en tiempo record y menuda impresión. Ojalá lo hubiera leído de niño y la hubiera comprendido como la he comprendido ahora.  Eso si, tirando del refranero, nunca es tarde si la dicha es buena.

The Man in The Ceiling es una novela sobre Jimmy, un niño lleno de imaginación que trabaja incansablemente en sus historietas mientras sueña con ser un gran historietista de mayor, tener una relación más cercana con su padre y ser amigo del niño más popular del colegio.  Tiene una hermana mayor llamada Lisi que, al mismo tiempo, es su mayor fan y su peor pesadilla; y una pequeña, Susu , que le adora y para la que inventa historias con el fin de que le deje tranquilo para seguir con sus tebeos. Aunque con su padre no tiene nada en común, con su madre comparte la pasión por el arte ya que es diseñadora de moda y también, como él, se encierra a crear con la esperanza de no ser interrumpida por el resto de la familia. También está el tío Lester, hermano de su madre, que es compositor de musicales para Broadway sin éxito alguno y con el que tiene la relación que busca en su padre. 

Con este punto de partida, Jimmy comienza un camino en el que aprenderá un poco sobre la amistad, las relaciones familiares y el proceso creativo. Sobre todo de esto último recibe varias lecciones aunque destaca una, a través de una metáfora preciosa proporcionada por su tío Lester, que todos tendríamos que tener clara en una sociedad que solo está interesada en el éxito, si es inmediato mejor. Pero este no es un libro didáctico ni sermoneador, está lleno de vida como suele ser lo propio en la obra del autor y cada personaje se descubre ante el lector como alguien tan próximo y real como la gente que nos rodea en nuestro día a día. Rebosantes de anhelos y de preocupaciones, con sus pies de barro y su torpeza intentando acercarse más a sus seres queridos, la familia de Jimmy nos recuerda a todas esas personas que nos definen en parte y con las que hemos compartido tantas cosas.


El libro me ha parecido una delicia absoluta y coloca, a parti de ahora, a Feiffer como un autor de cabecera, conocedor del mundo que le rodea y las personas que lo habitan. Solo el final es para quitarse el sombrero, lleno de sensibilidad y poniendo el broche a una lectura que no te deja indiferente. Es una suerte que, a su edad, Feiffer siga en activo y sin planes de abandonar. Necesitamos más gente como él.